En el mundo del marketing, hay algo que nunca cambia: todo cambia. Las tendencias, las plataformas, los objetivos de los clientes, los proyectos nuevos… todo puede transformarse en cuestión de horas. Como project managers, estamos justo en el centro de toda esa acción, siendo la cara del equipo ante el cliente y los líderes que guían el proyecto. Y para hacerlo bien, tenemos que ser capaces de adaptarnos, tomar decisiones rápidas, sacar lo mejor de los recursos disponibles y motivar a nuestro equipo.
Tomar decisiones bajo presión es parte del trabajo, pero no es solo actuar por instinto. Se trata de entender el panorama con claridad. No necesitas saberlo todo, solo lo importante. Identifica qué es realmente prioritario y enfócate en eso. No intentes hacerlo todo al mismo tiempo. Y no olvides una de las mejores herramientas que tienes a mano: tu equipo. Confía en ellos, delega tareas sabiamente y deja que sus ideas, energía y creatividad también sean parte de la solución. Ser ágil no es actuar sin pensar, es tomar decisiones informadas y ejecutarlas con rapidez.
Cuando los planes cambian (spoiler: siempre cambian), tu papel como project manager es ser el puente entre el equipo y el cliente. Asegúrate de que todos estén en la misma página. La clave es la transparencia: explica cómo el cambio impacta el proyecto y qué ajustes deben hacerse para mantener el rumbo. Tanto tu equipo como el cliente necesitan entender bien los nuevos objetivos y confiar en que tienes todo bajo control.
Aunque el plan inicial cambie, el objetivo sigue siendo el mismo: entregar resultados de calidad. Un buen project manager se enfoca en los resultados finales y ajusta el camino para llegar a ellos, sin perder de vista la meta. Pero recuerda que no se trata solo de cumplir con las expectativas del cliente; también es importante aprender de cada situación. En ocasiones, los cambios pueden ser difíciles de manejar y pueden resultar en aprendizajes valiosos para el futuro.
Con la actitud correcta, la flexibilidad adecuada y una buena estrategia, el cambio puede convertirse en tu mejor aliado. Pero también debes aceptar que hay días en los que las cosas no salen como esperabas, y eso está bien. Liderar a tu equipo en tiempos de incertidumbre, maximizar los recursos disponibles y tomar decisiones rápidas son habilidades que te llevarán lejos. El éxito de cualquier proyecto depende de cómo manejas lo inesperado, pero también de cómo te cuidas a ti mismo y a tu equipo en el proceso.
De project manager a project manager… No te olvides de respirar. Sé que a veces los cambios, las decisiones rápidas y las prioridades pueden volverse abrumadores, pero recuerda por qué estás en esta posición. Eres líder por una razón. Confía en tu instinto, en tu equipo, y en todo lo que has aprendido a lo largo del camino. Mantente curioso, busca nuevas formas de mejorar y no temas experimentar e innovar. Los desafíos no son más que oportunidades disfrazadas, y la mejor manera de enfrentarlos es mantener la calma, ajustar el rumbo y seguir avanzando. Al final, no solo se trata de completar el proyecto, sino de disfrutar el viaje y aprender de cada paso.