Algo que compartimos los creativos es nuestra pasión por nuestras profesiones. A menudo, nos encontramos inmersos en carreras que comenzaron como simples pasatiempos. Y en este momento es cuando nos debemos hacer la pregunta ¿Estoy manteniendo una separación clara entre mi trabajo y mis hobbys? Ya que a menudo suele suceder esa transición de hobby a trabajo sin siquiera darnos cuenta, lo que puede llevarnos a confundir nuestro trabajo con nuestras aficiones personales.
Sin embargo, entender y aceptar que tu trabajo no es necesariamente tu hobby es esencial para mantener un equilibrio saludable entre la vida laboral y personal. Los hobbys son mucho más que simples actividades de tiempo libre. Representan nuestras pasiones personales, nuestros escapes creativos y nuestras fuentes de alegría en medio de las exigencias diarias.
Un hobby, en su esencia, es una actividad que elegimos realizar por puro placer, sin la presión de la productividad o el éxito profesional. Es un espacio donde podemos expresarnos libremente, explorar nuestras curiosidades y encontrar satisfacción en cada momento.
Aunque pueda parecer contradictorio a primera vista, hay una diferencia fundamental entre nuestro trabajo y nuestros hobbys, incluso si ambos implican actividades que amamos y disfrutamos. Nuestro trabajo implica una cierta responsabilidad y obligación. A menudo, estamos sujetos a plazos, expectativas de rendimiento y objetivos específicos que no siempre están presentes en nuestros pasatiempos.
Por otro lado, nuestros hobbys son actividades que elegimos realizar voluntariamente, sin presión externa ni expectativas de desempeño. Incluso si nuestro trabajo comenzó como un hobby y aún lo disfrutamos enormemente, la naturaleza misma de la relación cambia una vez que se convierte en una obligación profesional. La presión por cumplir con las expectativas del trabajo puede cambiar nuestra percepción y experiencia de la actividad, transformando lo que una vez fue un hobby relajante en una tarea más.
A menudo escuchamos el consejo de “haz lo que amas y nunca trabajarás un día en tu vida”. Sin embargo, lo que a menudo se pasa por alto es la importancia de mantener una clara separación entre nuestro trabajo y nuestros verdaderos pasatiempos.
Confundir nuestro trabajo con nuestro hobby puede acarrear una serie de problemas, ya que corremos el riesgo de perder nuestra identidad personal y sobrecargar la importancia de nuestra vida laboral en nuestra autoestima y satisfacción general. Nuestra vida se convierte en unidimensional, centrada únicamente en nuestra carrera, lo que puede llevar a un sentimiento de vacío y falta de realización en otras áreas de nuestra vida.
Por otra parte, los hobbys nos brindan una vía para desconectar del estrés y las preocupaciones diarias. Sumergirnos en actividades que nos apasionan nos permite recargar energías y renovar nuestra mente, lo que puede ayudarnos a enfrentar los desafíos con una perspectiva más positiva. Ya sea aprendiendo a tocar un instrumento musical, pintando un cuadro o cultivando un jardín, cada hobby nos desafía a mejorar y crecer en áreas que nos interesan, lo que puede aumentar nuestra autoestima y sentido de logro.
Pero ¿qué pasa si lo que solía ser mi hobby ahora es mi trabajo? Esta transición no es forzosamente algo malo, no significa que debamos renunciar a la pasión y el placer que nos proporcionaba originalmente. De hecho, es posible mantener vivo nuestro pasatiempo incluso cuando se convierte en nuestra fuente de ingresos, siempre y cuando aprendamos a darle un enfoque diferente.
La clave para mantener viva nuestra pasión y encontrar satisfacción tanto en nuestro trabajo como en nuestros hobbys radica en identificar claramente nuestras actividades laborales y separarlas de las personales. Si no tenemos hobbys personales, es importante buscar uno que nos apasione y nos permita desconectar del trabajo. Una vez que identifiquemos nuestras pasiones personales, simplemente se trata de equilibrar ambas áreas de nuestra vida, permitiéndonos disfrutar plenamente de cada una sin sacrificar el bienestar en ninguna de ellas. Este equilibrio nos permitirá alcanzar un mayor nivel de realización y felicidad en todas las facetas de nuestra vida.