Vivimos en una era sin precedentes en términos de conexión global. Gracias a las redes sociales, estamos hiperconectados, compartiendo arte, contenido, ideas y experiencias con personas al otro lado del mundo, todos los días. Nunca antes había existido esta simultaneidad: miles de millones de personas coincidiendo en un espacio digital, consumiendo el mismo contenido, leyendo las mismas noticias y reflexionando sobre los mismos temas.
Como creadora, tanto en mi trabajo como en mi tiempo libre, esta constante exposición puede ser abrumadora. A veces me pregunto: ¿Cómo puedo mantenerme creativa en un mundo tan saturado de ideas? ¿Cómo es posible tener una idea realmente única? ¿Acaso no todas nuestras ideas son simplemente combinaciones de cosas que ya hemos visto, leído o vivido?
En el libro The Creative Act: A Way of Being, Rick Rubin explora una perspectiva interesante: las ideas no nos pertenecen del todo. Son entidades colectivas, flotando en un espacio común, esperando ser materializadas. Cuando una idea está lista, se presenta a varios creadores, y si uno no la lleva a cabo, otro lo hará. Este concepto me ha ayudado a ver las ideas desde una perspectiva más colectiva. Saber que todos estamos conectados y que nuestras mentes pueden converger en pensamientos similares, me libera de la presión de buscar siempre la originalidad absoluta.
Sin embargo, creo que la pregunta no es si se puede tener una idea completamente original, sino si eso realmente importa.
Así como probablemente alguien ya habló del mismo tema en otro blog, creo que ser original viene más de una ilusión. La originalidad, en muchos casos, no radica en qué decimos, sino en cómo lo decimos. Es la manera en que contamos una historia, lo que convierte algo aparentemente común en algo único. Si algo es cierto es que somos seres que nos inspiramos de lo que vemos, de lo que vivimos y lo que sentimos. Como la experiencia de vivir puede ser a veces tan parecida, resulta imposible no coincidir en lo que creamos. Al final en vez de esforzarnos por ser originales, deberíamos enfocarnos simplemente en retratar la experiencia que la vida nos permite sentir.